Publicaciones


Dom Cardine no ha escrito obra, en sentido estricto. El volumen titulado Sémiologie grégorienne, publicado con su nombre y que estudia metódicamente los diversos neumas, nos transmite lo mejor de sus descubrimientos; su formato debe mucho a Dom Godehard Joppich y a Sor Élisabeth Mossery. Preciso, minucioso, el pionero en efecto necesitaba la ayuda de tales discípulos para expresar por escrito con más claridad, lo que explicaba verbalmente.

Primera edición de la Semana de Estudios Gregorianos, 02-09 de julio de 1979, curso práctico. El traductor es Dom Laurentino Saénz de Buruaga, organizador de la Semana de Estudios Gregorianos hasta la actualidad.

Sus borradores con tachones muestran sus esfuerzos, pero el esmero de sus tablas y el uso de colores dan testimonio de su preocupación pedagógica. Sin embargo, él mismo ha escrito más de cuarenta artículos o conferencias de diversa importancia y extensión, que se pueden leer sobre todo en la Revue grégorienne y en los Etudes grégoriennes, así como en publicaciones en lengua extranjera como por ejemplo Musik und Altar y el Bollettino de la Asociación Internacional de Estudios de Canto Gregoriano. La mayoría de estos artículos tratan de aspectos técnicos que no podemos presentar aquí, pero varios de ellos tienen por objeto precisar la finalidad, las etapas y las características generales de las investigaciones de su autor: Dom Cardine, al final de su vida, abarcaba con mayor facilidad el conjunto del trabajo realizado y el trabajo por hacer. A partir de estos textos, que en treinta años revelan una gran continuidad a partir de las primeras intuiciones, podemos intentar presentar brevemente los puntos cruciales de la enseñanza de Dom Cardine.

Principio de acción


Su principio de acción no es otro que el que había expresado Dom Mocquereau y que cualquier visitante del taller de paleografía musical de Solesmes puede leer grabado en la piedra:

Buscar el pensamiento de nuestros padres, desaparecer ante su interpretación, someter con humildad nuestro juicio al suyo: es lo que pide a la vez el amor que debemos tener por toda la tradición, tanto melódica como rítmica, y el respeto de una forma de arte perfecta en su género.

Búsqueda de la autenticidad


Dom Cardine también tiene esta obsesión por la búsqueda de la autenticidad: «recuperar» y «respetar» las intenciones de los compositores gregorianos, y para ello, volver a las fuentes, a los manuscritos. En 1972 escribió lo siguiente:

Nada más tenemos que leer lo que los primeros copistas quisieron escribir, expresar. Debemos, por tanto, recuperar su pensamiento, sus costumbres, sus convenciones que recibieron de su ambiente cultural. Y sólo se puede llevar a cabo recurriendo a los manuscritos más antiguos (siglos X-XI), más cercanos a la fuente. Con el paso de los siglos, en nombre de principios erróneos, ¡se ha "corregido" el canto gregoriano!

La edición vaticana, a partir de los trabajos de restauración llevados a cabo en Solesmes, ha empezado a rectificar una situación decadente que duraba siglos y de la que da muestras de ello la tristemente célebre edición medicea de 1614. Ninguna notación actual, precisa Dom Cardine, es perfecta, tanto desde el punto de vista melódico como desde el punto de vista rítmico. Por tanto, es imprescindible examinar con sumo detenimiento los neumas, los más antiguos sistemas de notación utilizados para plasmar visualmente la música gregoriana. Solo un cuidadoso estudio científico permitirá establecer una práctica objetiva de este canto; de otro modo la interpretación caería en un «romanticismo», que conducirá sin duda alguna a un ritmo y a unos matices más propios de la música moderna.

Pero, ¿hasta qué punto abre Dom Cardine su campo de estudio?


Deja a otros la cuestión de los origines del canto gregoriano, así como los estudios propiamente paleográficos, que tratan del trazado de los neumas, de su clasificación en diversas escuelas de escritura o de los origines de la notación, ámbito en el que sobresaldrá Dom Hourlier. En cuanto a la restitución melódica, la edición vaticana suponía ya un considerable progreso. Por otro lado, no desea orientarse hacia consideraciones de orden estético, difundidas ya por numerosos teóricos o maestros de coro como Dom Gajard. Él se pregunta sobre la extraordinaria diversidad de signos de las notaciones más antiguas. Poco a poco descubre que esta riqueza de signos tiene como finalidad transmitir peculiaridades y finezas expresivas, en una combinación de duración e intensidad. Hablará de «descubrimiento entusiasta» frente a la «riqueza inagotable» de los matices que los compositores gregorianos han querido transmitir:

Aunque sólo utilizan un reducido número de signos fundamentales — dice él — los compositores se han esforzado en combinarlos de maneras tan diversas que esta variedad se ha considerado durante mucho tiempo como el fruto del desorden o de la pura fantasía. Ahora bien, cuanto más se estudian estas antiguas grafías con la misma paciencia y el mismo amor que le dedicaron sus inventores, más se maravilla uno del número y de la importancia de los descubrimientos que se llevan a cabo.

Su mano a seguido su voz, y en virtud de esta «notación quironímica», según la expresión de Dom Mocquereau, Dom Cardine les reconoce el calificativo de teóricos «en el mejor sentido de la palabra», oponiéndolos a los teóricos medievales, que poseen una visión sistemática y sólo poseen de la música de la antigüedad un «conocimiento puramente libresco».

Un camino diferente al de la historia permite a Dom Cardine reencontrarse con los desconocidos compositores de las melodías gregorianas: es el de la escritura neumática. Comprende que el neuma es un «gesto escrito», mejor dicho un «registro escrito», que se nos propone leer, puesto que ya no se puede oír.

Muy atento a estos descubrimientos, Dom Hourlier decía al Padre Cardine, ya desde 1950, que estaba naciendo una «ciencia intermedia» entre la paleografía y la estética. Esa ciencia necesitaba un nombre preciso. Durante algunos años Dom Cardine habló de «diplomática gregoriana». La expresión no pareció muy acertada. Uno de los cantores de San Jerónimo, Dom Sixdenier, propuso sustituirla por la de «semiología gregoriana»: esta apelación fue ratificada definitivamente. En aquella época, el término de «semiología» (del griego sêmeion, signo) sólo se empleaba en medicina.

Cabe hacer mención aquí a los trabajos de investigación de Dom Amand Ménager que podrían considerarse como el ancestro de la Semiología gregoriana que bien podrían haberse sido una fuente de inspiración para Dom Cardine.

Orden gráfico y orden estético


Esta nueva semiología, gracias a la cual se buscaba el significado de las grafías neumáticas, se basa en dos criterios: uno de orden gráfico, material, que considera el diseño, la configuración de los signos. Otro de orden estético, considera el contexto musical en el que cada signo se utiliza. Se trata de estudiar la correlación de estos dos criterios y comparar los casos identificados en cada una de las diferentes notaciones.

No podríamos terminar este brevísimo repaso sin mencionar dos puntos en los que solía insistir Dom Cardine. Por una parte, su descubrimiento que él denominó «cortes neumáticos», es decir, el procedimiento de escritura gregoriana más universalmente utilizado en la Edad Media para subrayar las notas importantes mediante la interrupción del trazado continuo, por regla general, de la notación. Presentó este descubrimiento en 1957, en el III Congreso Internacional de Música Sacra de París. En un extenso artículo en Études grégoriennes (1961), acompañado de cuadros detallados, proporcionaba más tarde las pruebas paleográficas de esta constante de «cortes» en los neumas.

Siguiendo por ese camino, llegó a otro descubrimiento más importante que expuso en Venecia en 1972: el de la noción de valor, que englobaba duración e intensidad, base del ritmo gregoriano. Demostró que el valor rítmico des las notas está ligado al de las sílabas y que este valor de base, que en general es sensiblemente el mismo de una silaba a otra y, por tanto, de una nota a otra, puede ser modificado por el compositor gregoriano. Estas son las variaciones de valor que quería descubrir en la notación neumática y reproducir en el canto, con el fin de encontrar la inspiración rítmica primitiva, poder saborearla, y de esta manera hacer de la oración algo más vivo. Habiendo llegado a estos fundamentos de la semiología, al corazón mismo del ritmo gregoriano, dejaba a los maestros de coro total libertad de interpretación, dentro del respeto de las indicaciones procedentes de los manuscritos.

Es el trabajo el que permite acceder a la belleza


La semiología, decía con frecuencia, no tiene nada que ver con un sistema, no es un método, sino un medio, «el» medio de tener un verdadero contacto con la música auténtica. Las indicaciones que nos proporciona son «elásticas» (término que usaba a menudo); la duración de los valores de las notas, en mayor o menor duración, no se puede determinar con precisión. Con los años, subrayará cada vez más que...

Los conocimientos semiológicos no conducen ipso facto a una buena interpretación: se deben vivificar por medio de la interpretación, un problema muy delicado que conviene resolver si se quiere evitar una fría ejecución.

De hecho, la dificultad es considerable, ¡hasta tal punto que ninguna interpretación grabada hasta ese día convencía de lleno a Dom Cardine!...

Entrevista de Miguel Alonso (musicólogo y compositor) en español (introducción), y a continuación en italiano, realizada en la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en el marco de la Semana de Estudios Gregorianos, el 3 de julio de 1979, grabada por RNE (Radio Nacional de España). Extracto 8 min 18s - 9 min 28s.
Miguel Alonso : Un'altra domanda che ci rivolgono molto frequentemente è questa : quali sono i dischi di musica gregoriana migliori, quali sono quelli che ci consigliano perfettamente. Lei che [cosa] ci può consigliare ?
Dom Cardine : Io non trovo nessuno perfetto. Evidentemente quelli di Solesmes, vediamo, presentano un aspetto musicale senza nessun dubbio. Ma rappresenta un gregoriano un po' troppo adattato a una teoria non esatta, e là perde un po' del suo valore proprio. Le altri hanno fatto qualche saggio [tentativo] avvicinando, nel desiderio almeno, alla semiologia. Ma, l'effetto, non è ancora di grande effetto… perfezione vuol dire.

Al menos reconocía los méritos de algunas de ellas, el canto de su monasterio de Solesmes en primer lugar:

Lo que hace la gran calidad de Solesmes — decía antes de morir — es que el texto se comprende y se reza.

Entrevistador : Padre Cardine, quando Lei torna a Solesmes, che tipo di sensazioni ritrova in questo monastero ?
Dom Cardine : Questo è delicato, perché... è molto complesso, ma non ho niente di disdegno, niente, nessuno sentimento... verso una esecuzione che giudico imperfetta su diversi punti di vista. E trovo, ancora... io mi rimetto un po' nella sensibilità di 20, 30, 50 anni prima per entrare dentro e non fare qualche cosa contro. Anche, qualche volta - come lo dico ? - tendo la mano verso una piccola differenza di apreggiativa (?) [prospettiva] per soffidare (?) [suggerire] un po' il cambiamento di una maniera appena sensibile, e qualche volta ho la gioia di sentire che accettano questo e lo fanno forse senza pensare. Ma quando non viene, lascio e poi ritrovo, per fortuna, l'interesse della preguiera e di un'arte che... quando non trovo più l'accordo, penso che quando ero giovane amavo questa maniera. Dunque, c'è qualche cosa ancora di qualche valore e, nel fondo, mi basta.

Quedémonos sobre todo con la humildad del investigador, consciente de encontrarse en presencia de un patrimonio musical del que no se ha terminado de descubrir su excelencia.

Busco todavía lo que es el canto gregoriano. Cuando dije esto a un prelado de la Curia, se sobresaltó. Lo dije para que se siga trabajando y progresando en la investigación.

Este «trabajador» no era lo que se denomina corrientemente un «artista», pero coincidía con todos los artistas en que el arte no puede realizarse sin una labor perseverante::

El canto gregoriano no es sencillo — decía también. Todos querrían procedimientos cómodos, pero es necesario mostrar que es el trabajo el que permite acceder a la belleza.

Entrevistador : È ardo e lungo ancora il cammino da percorrere per raggiungere la risposta, l'esatta risposta scientifica all'origine del canto gregoriano per una interpretazione corretta ?
Dom Cardine : Questo non si può dire perché sarebbe già pensare cho possiamo dovinare quello che sta per trovare, proprio quello che c'è da trovare e non sappiamo quale è. Abbiamo già fatto progressi veri, profondi e quelli possono essere considerati come verità, come oggettività e, di fatto, permettono di presentare il gregoriano sotto una veste molto più diversa e più bella perché più vera. Mi sembra che per tutte le musiche antiche verità e bellezza vanno d'accordo, se non, si dovrà abbandonare tutto.

Subrayará constantemente que no sólo no puede existir oposición entre ciencia y arte — no se debería oponer la semiología a la interpretación —, sino también que el sentido artístico debe tener bases científicas.

Alguien le preguntó un día si este trabajo no era un poco insensible. Esa persona recibió la respuesta esperada:

Usted sabe que seré feliz allá donde pueda cantar y trabajar el canto gregoriano.

Como esos viejos compositores de los que hacía todo lo posible por descubrir su esencia, el semiólogo sentía en lo más profundo de su ser ese ritmo gregoriano que él rechazaba de encasillar en fórmulas:

Temo que se fijen normas que no correspondan al genio de los compositores... ¿La igualdad de las notas? ¿Pero el canto gregoriano no puede ofrecer algo más? Un impulso que nos lleve más alto y más lejos: la sublimidad de los textos sagrados y la alegría que desborda de ellos.

Entrevistador : Padre Cardine, mi consenta di citare Prezzolini. Diceva Prezzolini che ogni uomo sente e ascolta in maniera diversa dagli altri. Come si avvicina e in quale modo sente Lei il canto gregoriano ?
Dom Cardine : La mia relazione con il canto gregoriano forse è la più semplice che sia. Viene dalla pratica cominciata dalla mia piccola gioventù quando cantavo all'Ufficio, Messa, Vespro, affianco del mio papa e dei miei fratelli. E così e venuto pian piano una cosa tutto naturale e vedevo dentro una preghiera, l'essenza del gregoriano: una lode. Tanto è vero che ho fatto l'anno scorso il cinquantesimo anniversario della mia professione e ho preso come motto questa parola d'Isaia: « gratiarum actio et vox laudis ». L'azione di grazia e la voce di lode, ma la traduzione è povera, la formula latina è molto più densa e più bella. Ho cominciato a lavorare con più... sul serio, quando ho avuto degli impegni, responsabilità, già al Grande Seminario Maggiore di Bayeux, Lisieux, in Normandia, nel nord della Francia, e ho tentato di far questo lavoro con più scienza e più arte. Ho conosciuto Solesmes a questo momento e tre anni dopo domandavo entrare a Solesmes. Così che da 52 o 53 anni sono già monaco di Solesmes.

En otra ocasión, compara el gregoriano y la música moderna estableciendo la misma diferencia que entre un jardín inglés y un jardín francés:

El gregoriano se parece al primero — dice. Es un árbol, una nube, una hoja que revolotea. Hay que ser un poeta para captar ese encanto. La monodia gregoriana es muy elástica, se parece a la libertad de los elementos naturales.

He aquí por qué, temiendo cualquier tipo de sistematización — inclinación tan extendida y casi inevitable —, él mismo había señalado los límites de la semiología:

Los signos dan un significado, pero cuando se les da un valor demasiado material, se olvida la línea general y la flexibilidad de interpretación.

Maestro de espiritualidad


Dom Cardine ha llevado a cabo esta búsqueda incansable de la belleza gregoriana a la manera de los monjes, esto es, convencido de que esta belleza no es nada más que el reflejo de otra Belleza, hacia la cual se eleva toda alabanza. Baste con citar aquí las palabras que pronunció en Subiaco en 1981:

Más que una música vocal, el gregoriano es una palabra cantada, palabra sagrada que nos viene de Dios en la Escritura y que vuelve a Dios en la alabanza..

Uno de sus amigos de Italia, Nino Albarosa, lo estimaba como «maestro de espiritualidad obrando a través de la música». Muchos otros testimonios confirman que el monje y el erudito eran inseparables en él: «el erudito obró no por la ciencia en sí sino por la ciencia al servicio de la alabanza divina y de la oración de la Iglesia». Su amor por el canto lo condujo a la investigación, con el fin de entender mejor y por tanto interpretar mejor. Al día siguiente de su muerte, un religioso contará que «me impresionó ver hasta qué punto en su persona convivían las exigencias de un estudio científico del gregoriano y una calidad espiritual caracterizada por su alegría y serenidad.»